viernes, 20 de febrero de 2015

Mundial de Natación, Villa Panamericana y otros desperdicios

Por Carlos Andrés Gallegos Valdez

Piscina clausurada

El sueño que no será
La reciente declinación de Guadalajara a recibir el Mundial de Natación del 2017 confirma la depresión que vive el deporte en México actualmente. Oficialmente, se adujo como argumento el recorte de presupuesto gubernamental al deporte, que afectó la disponibilidad de dinero para organizar este evento. Mientras tanto, la capital jalisciense y las autoridades federales pierden 10 millones de dólares (150 millones de pesos) ya gastados en la obtención de la sede, y otros 5 millones de billetes verdes (75 millones de pesos) por la multa que se le pagará a la Federación Internacional de Natación (Fina) al declinar la organización del evento. Con esta renuncia, Guadalajara desecha otro evento deportivo a organizar, luego de retirar sus candidaturas para los Juegos Olímpicos de la Juventud del 2014 y 2018, y la sede de la Copa Mundial Ecuestre realizada en 2013.

Más allá de la particular ilusión que me hacía ver a los mejores exponentes del deporte acuático mundial en la Perla Tapatía, lo verdaderamente triste de esta declinación es que la Comisión Nacional del Deporte y el CODE estatal acepten mansamente los recortes presupuestales en el deporte y no puedan convencer a sus jefes de la importancia de eventos deportivos como éste Mundial de Natación para ofrecer una bonita vitrina a sus atletas, además de elaborar una mayor difusión de otros deportes que no sean tan populares como el futbol.  Primero serán eventos como los Juegos Olímpicos de la Juventud o los Mundiales Acuáticos, después los gobiernos tendrán manga ancha para recortar becas estudiantiles, Olimpiadas Nacionales, subvenciones a atletas y otras inversiones necesarias para el crecimiento del deporte mexicano.  Los estamentos que se encargan de difundir la cultura física y el deporte se atan las manos y sobreviven acatando órdenes sin siquiera fabricar una posibilidad de réplica, no vaya a ser que les quiten dinero hasta dejarlos en calzones. Mientras tanto, el gobierno federal seguirá cancelando eventos deportivos mientras se gasten 6 millones de pesos diarios en propaganda mediática, según información del diario Reforma.

El Centro Acuático de Guadalajara no se utilizará
Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, señala que el estado no puede permitirse invertir mil 500 millones de pesos, dinero que serviría más en otros departamentos como la educación, salud y seguridad, entre otros asuntos prioritarios para la población. Semejante vocación de austeridad suena interesante, y yo estaría de acuerdo si verdaderamente se utilizara ese dinero ahorrado en beneficio de los jaliscienses. El problema es que, haciendo gala de los dichos populares, los políticos no dan paso sin huarache y aprovecharán la oportunidad de jalar agua para su molino.  Suena poco creíble el discurso del ahorro y el interés social en un gobernador que dejó a Guadalajara como el municipio más endeudado del país, según un estudio de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público federal, con más de 2600 millones de pesos por saldar.  Además, de acuerdo a una investigación de Reporte Índigo, el gobierno estatal a través de la Secretaría de Finanzas, suelen apapachar a los empresarios condonándoles multas por el  impago de impuestos, por lo que el erario jalisciense ha dejado de percibir ingresos nada despreciables de 30 millones de pesos durante 2013. Tanta brillantez en el manejo de la economía estatal ciega a los más incrédulos, por eso  Ricardo Villanueva, el secretario de Finanzas que solapó estas irregularidades, buscará la alcaldía de Guadalajara para continuar con esos altos estándares de competitividad financiera. Si hacemos caso a la visión de que fue el gobierno federal el que declinó la organización del Mundial y no la entidad estatal, que solo acataría órdenes de arriba, sorprende que el Ejecutivo nacional no revise estas anomalías de uno de sus Estados, que llevan a desajustes y reducciones presupuestales en el reparto federal de recursos públicos.

Está claro que la organización de un evento deportivo internacional representa gastos elevados. Ya lo vivió Guadalajara con los Juegos Panamericanos (tranquilos, ahorita toco esta canción). El problema es que se recortan los gastos que convienen. Por ejemplo, se invertirán mil 100 millones de pesos en la construcción de una nueva sede para las Fiestas de Octubre. Sin tener nada en contra de tal evento, es evidente que representa, en términos publicitarios y comerciales, un apoyo mucho más redituable para el Estado construir una nueva Feria que albergar un Mundial de Natación. Continuando con la crítica al discurso “social” de Aristóteles Sandoval, se hace hincapié en los gastos que conlleva el campeonato deportivo, pero las erogaciones en temas sociales son opacas. Este viernes salió una nota que señala anomalías fiscales en el reporte de los recursos utilizados para el Seguro Popular durante 2013, primer año de gobierno de Aristóteles.  De los 3 mil 300 millones de pesos transferidos a Jalisco, alrededor de 650 millones de pesos no se reportaron debidamente a Hacienda, lo que representa un tercio del presupuesto total. Semejante transparencia en las auditorías estatales no me llevan a confiar en el buen uso de los mil 500 millones de pesos que se dejarán de usar en la organización del Mundial acuático. Y ya ni hablemos de los 225 millones de pesos tirados a la basura en la declinación de la sede. Pequeño gran detalle.

Villa Panamericana, el elefante blanco que nunca debieron alimentar

Leí en La Jornada Jalisco una nota sobre la Villa Panamericana y su futuro destino. Más allá de la cuestionable redacción de la noticia, que parecía dictada por el priismo con frases opinativas sin sustento interpretativo como “herencias negras del emilismo” o “elefante blanco del panismo”, está claro que la Villa Panamericana nunca fue un modelo sustentable, ni urbano ni ecológico. El daño ecológico irreversible a la cuenca hidrológica de El Bajío solo es consecuencia de una ciudad que solo crece a los lados, como un obeso mórbido, pero nunca planea un crecimiento de altura, hacia arriba, que permita desarrollar la buena salud de una ciudad todavía adolescente e inmadura.

En la noticia se consignó una diferencia de opiniones entre el PRD y el Ingeniero Roberto Dávalos López. Mientras los perredistas quieren demoler el complejo habitacional, el Secretario de Infraestructura y Obra Pública se negaba a esa opción.  La Villa Panamericana, en la cual se desperdiciaron mil 200 millones de pesos, es un símbolo de la torpeza en la planificación urbana y la corrupción en los altos mandos panistas que aprobaron esta construcción, sin embargo, de algún modo le quieren hallar utilidad al elefante blanco, para ver si se saca algo de provecho a algo que jamás debió existir. Hay un proyecto para convertir la Villa en una Ciudad del Adulto Mayor, y tres empresas del ramo de la construcción desean comprar los terrenos. La imperiosa necesidad en sacar recursos mediante la urbanización de una zona protegida, que también afecta el desarrollo ambiental de la cuenca de Atemajac y los bosques de La Primavera y Colomos, continúa haciendo de Guadalajara una ciudad sin visión de mediano y largo plazo, un rancho grandote que quiere pan para hoy y hambre para mañana.

Mientras los alcaldes de la Zona Metropolitana y el gobernador hablan de investigar los créditos y deudas de la Villa Panamericana, los culpables siguen sueltos y más tiempo se desperdicia en la toma de acciones que piensen en la salud de la ciudad. Pero yo no recuerdo tanta inflamación del partido que gobierna cuando estas cuestionables decisiones fueron tomadas. Los priistas que antes callaron sibilinamente el despilfarro ahora se presentan como paladines de la austeridad y defensores ecológicos encendidos al más puro estilo Greenpeace. Mientras tanto, la Villa Panamericana seguirá deteriorándose, pidiendo a gritos que le apliquen la eutanasia, pero fieles a la vida, los políticos le darán respiración artificial hasta que puedan descubrir el testamento.

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