martes, 19 de septiembre de 2017

El terremoto que no fue

Crónica personal del sismo

Por Andrés Gallegos

I

A las 10:58 horas, el vuelo 121 de Aeroméxico salió del aeropuerto de Guadalajara con destino a la Ciudad de México. Cumpliendo la bitácora, el Boeing 747 arribó a la capital del país a las 12:25 horas.

Allí esperan a una persona. Empleados de una agencia de viajes lo conducirán a Puebla, en un viaje por carretera de dos horas aproximadamente. En las instalaciones de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), se celebrará el Seminario Iberoamericano de Periodismo Científico, Tecnológico y de Innovación, del 20 al 22 de septiembre.

- Bienvenido a la Ciudad de México. Si tenemos fortuna, llegaremos a comer a Puebla. Allá ya están varios de los participantes del seminario, y por supuesto, conocerá el hotel donde se va a hospedar. ¿Todo bien durante su viaje? – pregunta una amable agente de viajes

- No, ningún problema – responde el pasajero recién desempacado del avión

Minutos después, la tierra tembló, el suelo se resquebrajó, y todo se volvió difuso…

II

Cuando sentí el temblor del 85, yo tenía 16 años e iba en el Colegio del Aire. Éramos muy pendejos. Nos estábamos bañando y cuando el agua se movía de un lado a otro y chocábamos con las paredes, nos reíamos y decíamos, “que chingón se siente”. Pero dieron la orden de evacuar y casi salimos todos encuerados, sin entender nada, todavía haciendo bromas.

Entendí la verdadera magnitud de la tragedia cuando salimos a las calles a ayudar y veíamos a la gente dormir en la intemperie, llorando por haberlo perdido todo, sacábamos personas de los escombros y el olor a muerto era insoportable. Admiré el gran valor de los chilangos, mis respetos a esos cabrones, solidarios y dispuestos a echar una mano. ¿Quieres un pueblo capaz de sobrevivir a todo?, allí están los defeños.

Lo peor no fue el temblor principal, sino las réplicas. Cuando percibía una de ellas, el miedo se apoderaba de mí y tuve que sacar valor de donde ya no lo tenía. Pero hubo una noche que recuerdo con mucho dolor. Casi después de una réplica, cayó un tormentón, y cuando observé el sufrimiento de los damnificados, la terrible indefensión que percibí en sus rostros, el cómo las gruesas gotas de lluvia se confundían con el llanto de aquellas mejillas, y puse atención a los edificios derrumbados a mí alrededor, me eché a llorar.

Espero que nunca vivas lo que yo viví en esos días, hijo. Nadie puede explicar ni soportar tal desasosiego. Es feo… muy feo.

III

Por las vidas truncadas, por cada lágrima derramada.
Por el dolor y la pena inabarcables.
Por la desgracia que nos ha dejado en la nada,
te ofrezco solidaridad y ayuda inagotables.

Ninguna diferencia nos separará,
ningún temor nos dividirá.
Es tiempo del perdón que nos curará
y de la mano que reparará.

Ensombrecidos estamos, y en sombras deambulamos,
sin entender las razones de este infortunio
Pero con esperanza y valor nos levantamos,
reconstruiremos cada casa y cada palacio

19 de septiembre maldito,
si no podemos borrarte del calendario,
que este sea el día bendito,
de la esperanza y el espíritu gregario

IV

... Pero en realidad, el vuelo se retrasó casi tres horas, y nunca emprendí mi viaje a Puebla.

A las 10:58 horas, yo estaba tomando un chocolate pasando unas grabaciones de un reportaje para su periódico, un poco molesto porque a esa hora debía abrocharse el cinturón de mi asiento, el 23-A, junto a la ventana

- Saldrá a las 12:00, está atrasado, le hicieron unas modificaciones al avión – me dijeron

Deambulé con mi chayo-maleta regalada por la empresa Intel y mi mochila de siete libros y una computadora desgastada que ya juega tiempos extras.  Hice el check-in, y miré las tiendas y restaurantes ubicados en las salas de espera

- ¡Pinche comida está carísima!. No mames –hablé para mí mismo, como fan de los soliloquios que soy, al ver que el precio de una hamburguesa era de 150 pesos.

Tardé en encontrar la puerta 20, pero la encontré. Llegué 15 minutos antes.

- Disculpe señor, el avión todavía no ha llegado al aeropuerto. Vuelva a las 12:40 – le dijo una empleada de Aeroméxico.

A la hora indicada, empezaron a pasar a los pasajeros a unos camiones que los llevarían a abordar el avión.

- Por razones de tráfico aéreo, saldremos a la 1:30 de la tarde – nos advirtió la empleada con una bocina defectuosa.

Ya en el avión, las sobrecargos explicaban cómo se deben poner los cinturones y las máscaras de oxígeno en caso de una emergencia.

Alguien habla de un sismo en la Ciudad de México. “Debe ser igual al de hace doce días”, pensé, “seguramente la ciudad volvió a resistir”.

Pero 10 minutos después, el capitán del vuelo 121 Aeroméxico indica que el sismo suspendió los vuelos, por lo que no saldrán de Guadalajara hasta nuevas órdenes.

Los pasajeros, preocupados, llaman a sus familias.

- ¡Estuvo fuerte el temblor, no mames, ya me dijeron!

- El aeropuerto está cerrado, no creo que salgamos hoy, mi vida

- Chale, ya perdí la conexión de las cuatro

- ¿Podemos cambiar nuestros boletos? - En la operadora de Aeroméxico, señorita.

- ¡Tengan cuidado, no salgan!, me dicen que todo está muy cabrón por allá.

- Para que los quieran quedarse en Guadalajara, vendrán autobuses para llevarlos de nuevo al aeropuerto.

Whatsapp, Facebook y Twitter informan al instante de la desgracia. Es un absurdo tener el celular en modo vuelo. Mientras tanto en el avión, con un calor sofocante por el nulo aire acondicionado, ya llevamos casi dos horas esperando las determinaciones del aeropuerto capitalino. Sabía ya que el Seminario sería cancelado.

- Y yo que me quería desenfocar un poco del trabajo diario del periódico, y que me ayudaran con mi tesis pendiente de Muy Interesante – pensé resignado.

A las cuatro, se confirma que no habrá Seminario. El sismo ha ocupado toda la atención. “Lo mejor es estar con nuestras familias y apoyar a la comunidad”, leo uno de los mensajes del grupo de Whatsapp del evento en Puebla.

Hay varios de los asistentes a ese evento que si vivieron lo que yo no sentí. Estaban en México y en Puebla, ciudad donde perdieron la vida unas 30 personas por el terremoto. Terribles minutos deben de estar pasando.

- Gracias a Dios que su vuelo se retrasó y no le tocó vivir esto tan complicado – me manda decir por Whatsapp la agente de viajes que me esperaba en Ciudad de México.

De nuevo en el aeropuerto de Guadalajara, varado como Tom Hanks en La Terminal, no puedo evitar sentirme afortunado y soltar una lágrima.

domingo, 3 de septiembre de 2017

20 libros recomendados editados por el Fondo de Cultura Económica

Daniel Cosío Villegas, uno de los cerebros más importantes de la historia de México, fundó el Fondo de Cultura Económica (FCE) un 3 de septiembre de 1934. Para entender la influencia de Cosío en la vida intelectual nacional, baste señalar que también fundó la facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e impulsó el crecimiento de la entonces Casa de España, un centro de investigación en ciencias sociales y humanidades hoy conocido como El Colegio de México.

Este esfuerzo editorial ha derivado en una compañía que, a pesar de tener sus momentos de decadencia (Miguel de la Madrid como director del Fondo o esa espantosa entrevista donde Lilly Téllez le hizo ojitos a nuestro amo y lord Don Presidente de México), ha aportado mucho al ámbito cultural nacional. Además, sus libros son un poco más accesibles en precio que, por ejemplo, las editoriales españolas de corte académico como Gedisa o Alianza, así que es una ventaja. 

Aprovechando su aniversario 83, hago un recuento de mis 20 libros recomendados de este sello editorial. Igual, no todos los los he leído y entendido al completo, y muchos son ladrillazos imposibles de terminar, pero espero que les sirvan de algo. No incluyo los libros de ciencia, especialmente los de la colección "La ciencia para todos", al incluir algunos en mi anterior recuento;

1.- La Sociedad, Una introducción a la sociología, de Ely Chinoy: Una muy buena introducción a esta ciencia, y de precio accesible. El único inconveniente podría ser su fecha de edición (de 1966), pero es un gran libro para estudiantes de ciencias sociales, ya que cada uno de los capítulos trata de temas amplios como la familia, la burocracia, las relaciones entre ciencia y sociedad, o las instituciones políticas.

2.- Historia de América Latina, de Edwin Williamson: Amplio relato sobre las vicisitudes, confrontaciones y pasado (muchas veces tortuoso) de nuestra región. Especial para estudiantes de historia o para interesados en comprender los antecedentes o el pasado detrás de personajes (vivos o muertos) que aún hoy influyen en la vida del continente. Otro libro de temas similares, también del FCE, es "América Latina" de Francois Chevalier.

3.- Al pie de la letra, de Cristina Pacheco: Un compendio de entrevistas con los escritores mexicanos y latinoamericanos más importantes de la segunda mitad del Siglo XX. La capacidad de Pacheco de detonar las conversaciones nos permite conocer detalles muy interesantes sobre la infancia de los entrevistados, su proceso creativo, sus motivaciones al hacer literatura, y sus ideas políticas y filosóficas.

4 y 5.- La epopeya de México, tomos I y II, de Armando Ayala Anguiano: Originalmente artículos de divulgación histórica publicados en la revista Contenido bajo el nombre "México de carne y hueso", ambos libros son una muy interesante introducción para conocer la historia de nuestro país. Sorprende por algunas valoraciones de personajes lejanas al cánon o mito oficial (no pone en buen lugar a Benito Juárez o Emiliano Zapata, por ejemplo), y por la facilidad con que se lee su prosa.

6.- Historia Universal del Hombre, de Erich Kahler: Pocos libros que traten sobre la historia de la humanidad desde la prehistoria son tan interesantes y analíticos como éste. Ayudará muchísimo a comprender etapas e instituciones históricas de gran influencia como el cristianismo, el Renacimiento o la Revolución Industrial. 

7.- Guía ilustrada de la historia moderna, de Norman Lowe: Para los interesados en conocer sobre la historia mundial, el autor narra los acontecimientos que sucedieron desde 1914, comienzo de la Primera Guerra Mundial, hasta los eventos de la primera década del Siglo XXI. Voluminoso ladrillo que recomendaría leer por capítulos, temas o para corroborar datos y nombres propios. Lo malo, su encuadernación es algo deficiente, por lo que tengan cuidado al abrirlo y darle vuelta a las páginas.

8.- Los hijos de Sánchez. Autobiografía de una familia mexicana, de Oscar Lewis: Aquí haré algo de trampa. El libro lo leí en una edición de Joaquín Mortiz, pero su publicación bajo el sello del FCE provocó una polémica muy fuerte que terminó con la salida de Arnaldo Orfila de la dirección, presionado por las autoridades priístas de entonces de publicar un libro "obsceno" e "indecente". Una cruda, realista y honesta historia de una familia pobre y urbana de Tepito, que a pesar de contar realidades de la mitad del siglo pasado, muchas de estas son muy vigentes ahora. 

9 y 10. - Lo mejor del periodismo en América Latina, varios autores. Tomos I y II: Ideal para adentrarse en la crónica periodística, sus dos tomos publicados reunen las mejores historias del Premio CEMEX-Fondo Nuevo Periodismo Iberoamericano. Las crónicas no son solo ejemplos de la fusión más selecta entre periodismo y literatura, sino también ventanas para conocer las desigualdades, injusticias, miedos y personajes que habitan las periferias latinoamericanas. 

11.- La comunicación y los medios, de Klaus Bruhn Jensen (coordinador): Un voluminoso pero sintético libro especialmente hecho para estudiantes e investigadores de comunicación, con un repaso claro y didáctico a las principales teorías con las que la academia estudia la comunicación. Lo utilice para asesorar la tesina de un amigo mío, Ernesto Navarro, y fue de gran ayuda para dar un análisis con cierto barniz académico, sobretodo en alguien tan desorganizado y diletante como yo.

12.- Psicoterapia y humanismo, ¿Tiene un sentido la vida?, de Viktor Frankl: Breve y sucinto repaso a las principales ideas de este psicólogo. Aquí se ven conceptos como "neurosis del desempleo" y otros tipos de neurosis contemporáneas que no dejan vivir al hombre una vida plena.

13.- La globalización desde abajo, de Carlos Alba Vega, Gustavo Lins Ribeiro y Gordon Mathews: Conjunto de investigaciones sobre las redes de comercio informal consideradas "ilegales", mediante las cuales millones de personas alejadas de las bondades de la globalización mantienen a sus familias. Se estudia, desde la antropología, la economía y la sociología, fenómenos como el ambulantaje, los puestos callejeros o la venta de productos "pirata".

14.- Obras, de Juan José Arreola: La mejor antología sobre el escritor de Zapotlán (en la imagen), incluyendo el "Confabulario", el "Bestiario", "Varia invención", o su novela "La feria". Además de esta obra, recomendaría "Memoria y Olvido de Juan José Arreola", una autobiografía de la infancia y juventud editada por el escritor que a continuación sigue.

15.- Obras III, Ensayo y Obra Periodística, de Fernando del Paso: La mayoría conoce a Del Paso por sus monumentales novelas José Trigo, Palinuro de México o Noticias del Imperio. Sin embargo, Del Paso tuvo una gran producción de ensayos y artículos periodísticos, sobretodo en su etapa como corresponsal de la BBC en Gran Bretaña. En contraste con la prosa de sus novelas, deslumbrante, poética, pero a veces extenuante, los textos de este tomo son claros, precisos y concisos, además de un ejemplo de cómo hacer buen periodismo. Para los futboleros, recomiendo sus reseñas sobre el Mundial de España 1982.

16.- Amor líquido, de Zygmunt Bauman: Hay tres inconvenientes respecto a Bauman: la desafección que por él sienten muchos académicos, su prosa a veces rebuscada, y la sensación de que se repite en su obra ensayística machacando su idea de "liquidez". Pero al leerlo, se pueden extraer ideas interesantes sobre temas muy importantes de la actualidad; como modernidad, globalización, pobreza, o en este caso, las relaciones afectivas de la sociedad actual.

17.- El ensayo hispanoamericano del Siglo XX, de John Skirius (compilador): Una amplia y variada compilación de ensayos de varios nombre pesados de las letras latinoamericanas. Además de contar con textos desde literarios (Alfonso Reyes), hasta políticos (José Carlos Mariátegui) o antropológicos (Néstor García Canclini), son de gran valía las biografías de cada autor que vienen como prólogo a sus ensayos, para conocer mejor a los autores recopilados.

18.- El cuento hispanoamericano, de Seymour Menton: Similar al anterior libro, pero enfocado al género del cuento, es una valiosa introducción a la obra de muchos autores. Por supuesto, aquí vienen relatos de Horacio Quiroga, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Juan José Arreola, pero también hallazgos como "El matadero", del argentino Esteban Echeverría. Al final, Menton hace su propio comentario de los cuentos, auxiliando en una mejor comprensión y entendimiento de los mismos. 

19.- La ética. Fundamentos y problemáticas contemporáneas, de Pierre Blackburn: Interesante y diferente libro de texto para aprender de ética, que no se distingue por hacer recuentos históricos de sistemas filosóficos o explicaciones engorrosas de conceptos, sino que es capaz de poner ejemplos e historias para entender mejor los temas, y relacionaarlos con problemáticas y tópicos sociales actuales como la democracia o la economía.

20.- El laberinto de la soledad. Postdata, Vuelta a "El laberinto de la soledad", de Octavio Paz: No hace falta decir nada más, uno de los mejores ensayos de la literatura mexicana, que todavía se discute en los círculos intelectuales de este país.