martes, 19 de enero de 2016

Esperando al funcionario

Por Andrés Gallegos
ACTO PRIMERO

(Sala de prensa de una secretaría de gobierno. Al frente, mesa con mantel verde, dos micrófonos, y los nombres de los funcionarios con errores tipográficos.  Al centro, sillas y mesas, dispuestas como un salón de clases. En el otro lado del recinto, una bocina para “los de radio”. Al costado de la bocina, otra mesa, con dos platos, uno de galletas de chocolate, y otro con bocadillos de jamón y queso derretido, botellas de agua y latas de refresco. )

(Entra Andrés y saluda a Rogelio, quien sentado con su iPad revisa su perfil de Facebook. El wi-fi jala lento y eso agrieta el pacífico y monolítico carácter de Rogelio).


ANDRÉS: (deja su mochila con seis libros que nunca lee para fortalecer su espalda hasta dejarla como la de un luchador grecorromano) ¿Y ahora que te tocó de agenda?

ROGELIO: (quitándose los audífonos y parándose de su silla) A las once un evento con Pablo Lemus, y a la una algo de unos güeyes que protestan quién sabe qué.

ANDRÉS: (viendo con apetito los bocadillos de jamón y queso derretido) Bien, yo nada más tengo este evento.

ROGELIO: OK… (agarra un vaso de hielo seco para tomar café, con carácter estoico ante la falta de conversación interesante de su compañero) ¿Qué tal la chamba?

ANDRÉS: Pos allí está (se frota los ojos, echándose en la cara decenas de boronas del bocadillo previamente devorado). Ahí vamos, dándole. Tenemos vida, que es lo que importa (esto último lo dice en sentido filosófico y trágico, como si fuera un Macbeth recitando “la vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye…”).

ROGELIO: Chingón, mi Andrés (se sienta a reanudar su actividad anterior, pero el internet desapareció y le da un manotazo a la mesa).

(Andrés se zampa tres galletas de chocolate de un jalón, y aprueba el sabor metiéndose el dedo en los costados del aparato bucal. Saca los restos de comida y los chupa con gran placer)

(Silencio)

(Se escuchan pasos en la sala de prensa. Llegan los camarógrafos, compañeros reporteros de prensa escrita, periodistas de la radio que expropian la grabadora para tomar el mejor audio. Platican de lo mamones que son los de gobierno negando entrevistas exclusivas, sobre si recogieron acreditaciones de prensa para cubrir Expo Chiles Secos 2016, y lo soleado y fresco que está el día)

ANDRÉS: Se está tardando en venir el funcionario

ROGELIO: Que raro, siempre es puntual. (Con dudas en su tono de voz) La orden de información decía a las diez de la mañana.

ANDRÉS: (Comiendo el último bocadillo que había en el plato) ¿Qué días descansas?

ROGELIO: Ninguno, soy periodista

ANDRÉS: Es cierto. Los periodistas no tenemos días de descanso. (Divaga) Recuerdo que en el primer día que estudié periodismo, el jefe de carrera nos decía en voz alta, “hatajo de muchachos creídos y zarrapastrosos, si ustedes creen que vinieron a ser famosos y salir en la televisión, se equivocaron de carrera. El periodismo no come ni bebe, el periodismo es sufrimiento, es la sangre de Cristo en la cruz, el encobijado que encuentran muerto días después, el trabajador que denuncia las injusticias del desempleo y los sueldos bajos, y al mismo tiempo lo despiden sin previo aviso por no tener contrato firmado, atrasándole y negándole el salario. Así que su plan de vida será similar al de los filósofos cínicos de la antigua Grecia, vivir en un tonel con una escudilla y pedir comida en la calle. Vivirán como los perros que son, ¿entienden, canallas?”. Luego lo vimos conduciendo una Ford Explorer del año. Era un hombre muy simpático...

ROGELIO: (Interrumpe la perorata con un tono de esperanza). Espera, allí viene Lupita la de comunicación.

(Aparece Lupita la de comunicación. Lleva unas hojas en la mano izquierda y un celular en la mano derecha. Viste de traje sastre, con un saco gris de tres botones y una falda que le llega a las rodillas. Pelo negro suelto. Tiene entre 22 y 29 años de edad)

ROGELIO: Seguimos esperando

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: ¿A quién?

ANDRÉS: Al funcionario

ROGELIO: ¿Sabe cuándo vendrá?

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: No me dijo, pero hoy no viene.

ANDRÉS: ¿Pero vendrá mañana?

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: Seguro

ROGELIO: Gracias

(Silencio)

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: Les entrego estas hojitas (pasa con el resto de compañeros a repartirlas). Saludos, muchachos, buen día (se va).

(Andrés y Rogelio leen las hojas. Andrés lee en voz alta el contenido de las mismas)

ANDRÉS: (Leyendo) “Jalisco va muy bien. Es segundo lugar en generación de empleos formales, con más de 71 mil nuevos empleos en este 2015. La inversión extranjera directa es de más de mil 900 millones de dólares. Exportamos berries y limón a Corea, y autopartes a Japón. Somos uno de los estados que más turismo atrae, principalmente a Guadalajara y Puerto Vallarta. Esta administración impulsa, como nunca en la historia, el empleo bien pagado y el bienestar de las familias de Jalisco. El estado avanza, gracias a las buenas acciones encabezadas por el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz...” (deja de leer en voz alta y repasa con rapidez el resto del documento).

ROGELIO: Está buena la notilla, ¿de cuánto la vas a hacer?

ANDRÉS: Como de seis mil caracteres, nada más para joder al editor.

(Silencio. La sala de prensa poco a poco se vacia, hasta dejar a los dos chiflados solos. Andrés escribe la nota en su celular y Rogelio en su laptop, pero no la puede enviar porque desconectaron el Internet, y se frustra otra vez).

ROGELIO: Recuérdame de traer una cuerda para mañana.

ANDRÉS: ¿Para qué?, no hay un árbol aquí para ahorcarse.

ROGELIO: Lo encontraremos. Traeré suficiente cuerda para ahorcarnos los dos.

ANDRÉS: ¿Valdrá la pena? ¿Y si viene el funcionario?

ROGELIO: No lo sé, nunca he intentado algo tan peligroso como ahorcarse. Si mañana viene el funcionario, nos salvaremos.

(Silencio)

ANDRÉS: ¿Nos vamos pues?

ROGELIO: Nos vamos

(No se mueven)

ACTO SEGUNDO

(Sala de prensa de una secretaría de gobierno. Al frente, mesa con mantel verde, dos micrófonos, y los nombres de los funcionarios con errores tipográficos.  Al centro, sillas y mesas, dispuestas como un salón de clases. En el otro lado del recinto, una bocina para “los de radio”. Al costado de la bocina, otra mesa, con dos platos, uno de galletas de chocolate, y otro con bocadillos de jamón y queso derretido, botellas de agua y latas de refresco. )

(Entra Andrés y saluda a Rogelio, quien sentado con su iPad revisa su perfil de Facebook. El wi-fi jala lento y eso agrieta el pacífico y monolítico carácter de Rogelio).

ANDRÉS: (ahora con ocho libros en su mochila, entrena su espalda para cargar al mundo, como el titán Atlas, o para llevar la piedra a lo alto de una montaña sin importar que esta se le vuelva a caer, como Sísifo) ¿Y ahora que te tocó de agenda?

ROGELIO: (quitándose los audífonos y parándose de su silla) A las doce un evento en el ayuntamiento de Tonalá, y por la tarde el gobernador hará entrega conmemorativa de botellas de vino y putas para sus secretarios en Casa Jalisco, en un acto protocolario abierto a los medios

ANDRÉS: (viendo con apetito los bocadillos de jamón y queso derretido) Bien, yo nada más tengo este evento.

ROGELIO: OK… (toma una botella de agua, porque el café de ayer le pareció muy malo. La conversación de su compañero sigue siendo aburrida y estólida) ¿Qué tal la chamba?

ANDRÉS: Pos allí va (también se apropia de una botella de agua, pero pasa mal el líquido y se moja la ropa como un niño chiquito). Ahí vamos, dándole (repite esta última palabra con la misma intensidad filosófica y trágica del gran pensador Don Omar recitando “dale, don, dale, pa' que se muevan la yale. pa' activar los anormales, y al que se resbale boster dale, dale”).

ROGELIO: Chingón, mi Andrés (se sienta a reanudar su actividad anterior. El internet resolvió sus dificultades, jala muy bien y se pone a ver un video de borrachos en YouTube).

(Andrés se zampa cinco galletas de chocolate de un jalón. Ya no se saca los restos de comida con el dedo, ahora prefiere hacerlo con la lengua)

(Silencio)

(Se escuchan pasos en la sala de prensa. Llegan los camarógrafos, compañeros reporteros de prensa escrita, periodistas de la radio que expropian la grabadora para tomar el mejor audio. Platican de lo mamones que son los de gobierno negando entrevistas exclusivas, sobre si recogieron acreditaciones de prensa para cubrir Expo Peceras 2016, y lo frío y nublado que está el día)

ANDRÉS: Se está tardando en venir el funcionario

ROGELIO: Que raro, siempre es puntual. (Con dudas en su tono de voz) La orden de información decía a las diez de la mañana.

ANDRÉS: (Comiendo el último bocadillo que había en el plato) ¿Has tenido alguna vez problemas con ciertos funcionarios, como amenazas, golpes o que te amedrenten pidiendo que no saques alguna nota?

ROGELIO: Un chingo, soy periodista.

ANDRÉS: Es cierto. Los periodistas no tenemos tranquilidad. (Divaga) Recuerdo que una vez que iniciaba mis prácticas en una estación de radio, iba a hacerle una entrevista a un secretario académico de la universidad donde estudié la carrera de periodismo. Pero este señor, un obeso mórbido, un buscapleitos con antecedentes pandilleros, como todos los que tienen altos puestos en la burocracia universitaria, me quitó la grabadora mientras me gritaba “a chingar a su puta madre, pinche muchacho pendejo, porque no te vas a la verga de aquí, pendejo, idiota. Tu a mí me la pelas y me chupas los huevos, baboso pendejo, ¿quién te crees?.  Lárgate de aquí si no quieres que te ponga una putiza“. Por alguna razón samaritana, el secretario académico me dio la grabadora, pero me siguió insultando en voz alta, tanto que ya estaba de regreso en la estación de radio y todavía escuchaba esas palabrotas desde lejos. Luego, ya cuando salí de la carrera, me enteré de que eligieron a ese señor rector de un centro universitario regional, según un comunicado oficial, “por su egregia y delicada labor en preservar los valores educativos de la Universidad”. Pero en fin, tienes razón cuando…

ROGELIO: (Interrumpe la perorata con un tono de esperanza). Espera, allí viene Lupita la de comunicación.

(Aparece Lupita la de comunicación. Lleva unas hojas en la mano izquierda y un celular en la mano derecha. Viste de traje sastre, con un saco gris de tres botones y una falda que le llega a las rodillas. Pelo negro suelto. Tiene entre 22 y 29 años de edad)

ROGELIO: Seguimos esperando

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: ¿A quién?

ANDRÉS: Al funcionario

ROGELIO: ¿Sabe cuándo vendrá?

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: No me dijo, pero hoy no viene.

ANDRÉS: ¿Pero vendrá mañana?

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: Seguro

ROGELIO: Gracias

(Silencio)

LUPITA LA DE COMUNICACIÓN: Les entrego estas hojitas (pasa con el resto de compañeros a repartirlas). Saludos, muchachos, buen día (se va).

(Andrés y Rogelio leen las hojas. Andrés lee en voz alta el contenido de las mismas)

ANDRÉS: (Leyendo) “Jalisco va muy bien. Somos primer lugar en generación de empleos formales, con más de dos mil millones de nuevos empleos en este 2015. La inversión extranjera directa es de más de 8 trillones de dólares. Exportamos robots con conciencia propia y naves espaciales a Corea, y máquinas de tele transportación a Japón. Somos uno de los estados que más turismo atrae, recibiendo visitantes en los 125 municipios de la entidad. Esta administración impulsa, como nunca en la historia, el empleo bien pagado y el bienestar de las familias de Jalisco. El estado avanza, gracias a las buenas acciones encabezadas por el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz...” (deja de leer en voz alta y repasa con rapidez el resto del documento).

ROGELIO: Está buena la notilla, ¿de cuánto la vas a hacer?

ANDRÉS: Haré una novela rusa, tipo “Guerra y Paz” de Tolstoi, nada más para joder al editor.

(Silencio. La sala de prensa poco a poco se vacia, hasta dejar a los dos chiflados solos. Andrés escribe la nota en su cuaderno, porque olvidó su celular en la casa, y Rogelio en su laptop, quien ahora si puede enviar la nota a tiempo gracias a la buena recepción de Wi-Fi en la sala de prensa).

ROGELIO: Recuérdame de traer una cuerda para mañana.

ANDRÉS: ¿No la trajiste como habías dicho ayer?. Pero no servirá de nada. Ya te dije que no hay un árbol aquí para ahorcarse.

ROGELIO: Lo encontraremos. Traeré suficiente cuerda para ahorcarnos los dos.

ANDRÉS: ¿Valdrá la pena? ¿Y si viene el funcionario?

ROGELIO: No lo sé, nunca he intentado algo tan peligroso como ahorcarse. Si mañana viene el funcionario, nos salvaremos.

(Silencio)

ANDRÉS: ¿Nos vamos pues?

ROGELIO: Nos vamos

(No se mueven)

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