Por Andrés Gallegos
Copiar. Pegar. Las dos palabras más dulces del estudiante
perezoso también representan la búsqueda de ciertos músicos por presentar
materiales novedosos sin realmente crear algo nuevo. En algunos géneros
musicales, como la electrónica y el hip-hop, el uso de samples -trozos de canciones
que construyen o visten una nueva canción- no significa necesariamente una vergüenza,
como en las academias. Bien utilizados, los samples pueden generar música de
buena calidad.
Daft Punk ha utilizado samples en sus canciones |
La destreza del músico de collage es que sepa copiar sin que
se note. En cierto sentido, los DJ’s y raperos son unos chapuceros elegantes (algunos
no tanto) de la música. Así como el estudiante experimentado en trampas cuida
de borrar los hipervínculos del artículo que copió en Wikipedia, el artista del
sampling debe disfrazar su Frankenstein sonoro de música que parezca humana, no
cadavérica. Lo importante es tomar prestado dando crédito a las fuentes,
combinar los ingredientes y que la comida recién salida de la estufa tenga un
sabor único. Los mejores artistas del sample tienen la virtud de un chef
parisino, combinar alimentos comunes y exóticos para presentar platillos de
autor.
Mucha de la música que me gusta dista de ser original
en sus fuentes. Pero es original en sus combinaciones, gracias al oído musical
de quienes insertan las estructuras de canciones viejas en sus propuestas
sonoras. La mejor música electrónica es, en mi parecer, la que interpreta mejor
las influencias de otros géneros para presentar un sonido novedoso, auténtico. En vez de presentar un ensayo “copia y pega”, presenta
un libro original con bibliografía.
En 1996, Josh Davis, conocido como DJ Shadow, presentó un álbum
revolucionario en las escenas hip-hop y electrónica. Su obra maestra “Endtroducing”
es la envidia del ecologista. La totalidad de sus canciones son reciclajes de
otras, pedacitos mutilados de viejos discos de vinilo sesenteros y setenteros, literatura en papel con hojas arrancadas de
viejos libros de escritores olvidados. Sin embargo, su “corta y pega” tiene un
efecto asombroso en el oyente.
La canción más representativa de este disco, “Midnight in a
Perfect World”. La melodía principal y base del “track” en realidad fue
compuesta por un músico finlandés, Pekka Pohjola, que pocos melómanos conocen.
Soportando y acompañando este sample, DJ Shadow coloca otros cinco trozos de
canciones, bajo un tono tranquilo.
Esta melodía, “Mutual Slump”, utiliza como gancho principal “Possibly
Maybe” una canción de la cantante islandesa Björk.
Finalmente, “The Number Song” usa cuatro canciones, una de
ellas el instrumental “Orion” de Metallica, una de las últimas manifestaciones
artísticas de Cliff Burton en el bajo antes de su muerte.
El productor, con los oídos saturados de escuchar tantos
discos, maneja una base de datos de miles de nombres que puede utilizar a su antojo.
El saber enciclopédico predomina sobre la creatividad del músico que compone de
la nada. DJ Shadow, con sus más de sesenta mil vinilos arrumbados en el sótano
de su casa, logró componer un álbum totalmente nuevo, base de géneros como el
hip-hop instrumental o el trip-hop, ese sonido electrónico oscuro perfeccionado
en Bristol, Inglaterra.
Vinilos, la Wikipedia del sampling. |
Los samples no son nuevos. De hecho se han venido utilizado en
los setenta, con la música disco. Desde los sesenta, productores de música han
combinado diversos géneros como el funk o el soul para crear sonidos
atractivos. Actualmente, los copiones aprovechan las bondades de lo digital
para mutilar a su antojo las canciones que quieran. Solo que algunos las dejan
tal como están y solo se escuchan fragmentos pegados con saliva, canciones tan
malas que parecen derrumbarse de las paredes donde las cuelgan. Otros combinan
mejor los trozos y generan música totalmente diferente.
Otro ejemplo es Lucas McFadden, conocido como Cut Chemist. Sin
la venerabilidad de DJ Shadow en el género instrumental, logró componer una
buena canción llamada “The Garden” donde utilizo principalmente samples de “Berimbau”,
de la cantante brasileña de bossa-nova Astrud Gilberto, compuesta por Baden
Powell y Vinicius de Moraes. La combinación es bastante atractiva en mi opinión,
una combinación de versos en portugués y scratches de tornamesa.
Algunos compositores de música electrónica esconden los
samples y los vuelven imperceptibles para el melómano sabelotodo. Por ejemplo,
el británico Simon Green, conocido por su nombre artístico de primate “Bonobo”,
tiene la capacidad de usar segundos de batería de una canción o una instantánea
base de bajo de otra canción para presentar piezas que parecen auténticas.
La costumbre arqueológica de algunos músicos de rescatar lo
viejo me intriga. A diferencia de las piezas prehistóricas, que se guardan en
un museo o se exhiben sin cambios en un sitio turístico, los historiadores de lo
antiguo impulsan nuevas transformaciones del pasado, que derivan en nuevos
géneros que pondrían los pelos de punta a los puristas de la historia. Un
ejemplo es Parov Stelar. El músico electrónico austriaco, cuyo nombre es Markus
Füreder, utiliza música swing, estilo muy popular en la década de 1930 en
Estados Unidos, para transformarlas en piezas electrónicas de club de baile
nocturno.
Como lo ven, usar el “copia y pega” en la música no es tan
malo. Como los que elaboran tesis de maestría, el asunto es saber utilizar las
citas y los textos sagrados de los teóricos científicos para evitar acusaciones
de plagio. No es lo mismo citar a Max Weber, que decir algo de Max Weber sin
entrecomillarlo. Al final, las mejores
tesis son las que dejan un conocimiento nuevo a la institución científica. Como
los álbumes de los artistas mencionados le dejaron algo nuevo a la música.
Pero reconozco los problemas del sampling. Uno de ellos es
que se olvide la música original en pos de la modernidad. Que se pierda el
sentido histórico y considerar genios musicales o innovadores a personas que
sólo son músicos (más o menos) competentes. Kanye West, el rapero fantoche y lengua larga, utiliza en su pieza sonora "Power" la canción “21st Century Schizoid Man” de King
Crimson, tal vez el mejor grupo de rock progresivo de la historia. La canción
no le quedó mal, pero yo personalmente espero que los fans del señor Kardashian
acudan a la fuente original.
En la música pop, el sampling es pretexto para el plagio
descarado. No me detendré a explicar todos los casos donde el músico ha sido
sorprendido utilizando una parte melódica de otra canción, y es sancionado por
ello. Los malos músicos no hacen sampling, simplemente se roban las canciones. Un ejemplo. Vanilla Ice, el rapero con peinado
de espátula, no solo utiliza una parte de “Under Pressure” de Queen y David
Bowie, sino que tuvo el descaro de decir que su canción era diferente porque le
había cambiado una nota musical.
En el arte moderno, el collage ensambla lenguajes gráficos
de distintas procedencias para provocar una emoción estética. Me faltan conocimientos,
pero parece que el sampling es el equivalente al collage en la música. Sigamos
utilizando los samples para generar buena música. Pero con responsabilidad y
buen gusto.
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