sábado, 21 de abril de 2012

Manual para destruir los libros de autoayuda. Reseña de "Cuerpos sin edad, mentes ni tiempo", de Deepak Chopra



Por Carlos Andrés Gallegos Valdez

Leí buena parte del libro y me temí lo peor. No me gusto. Lo hallé pesado, monótono, aburrido, inescrutable. La obra maestra de la filosofía light, carnada para lectores incautos, la más abstrusa combinación de pensamiento oriental con pseudociencia. Deepak Chopra no me dejó absolutamente nada de provecho, sólo un dolor de cabeza gradual al leer cada párrafo y la incómoda sensación del tiempo perdido que nunca regresará.

No hallo razones para aprender de un señor que hace trizas conceptos científicos de física cuántica, una de las materias más difíciles y asombrosas que existen, para amoldarlos a su conveniencia, desarrollando teorías de curación que no han curado a nadie, pero dejan carteras gordas en los bolsillos del autor (Chopra ha vendido más de 10 millones de ejemplares de sus libros solo en Estados Unidos). La idea de controlar la cuántica a mi conveniencia para retrasar el envejecimiento y ser joven es sencillamente ridícula. Chopra solo demuestra la peligrosidad de combinar religión con ciencia, y la pérdida de rumbo de la sociedad en general en confiar su salud mental en esquizofrénicos que se aprovechan de la ignorancia de las personas y hablan con términos pomposos, científicos, para aparentar autoridad.


El reino de los charlatanes se posa en las librerías, en el pensamiento de la sociedad, y nadie mueve un dedo para remover los tumores cancerígenos que ocasionan. Desafían la cordura, despiertan la locura en quienes los leen y provocan daños, a veces irreparables, en aquellas personas que reciben su influencia. Los discípulos choprianos son reconocibles a ojos-vista. Hablan con extrañas palabras, con aires de elegidos. Ponen los ojos en blanco cada vez que el maestro habla, y le dan la razón en todo. Como no tienen ideas propias, estos alumnos repiten a pie juntillas las lecciones del profesor, retan a los disidentes, y construyen dogmas de fe. Basta ya. No se puede vivir en un lugar donde el engaño triunfe, donde los lobos vestidos de cordero digan que pueden curar a alguien con el poder de la medicina cuántica.

La única solución para no envejecer espiritualmente es trabajar, reconociendo errores y usando la disciplina para amar. Y si un día las enfermedades me hacen viejo y achacoso, iré con un doctor de bata blanca y estetoscopio, no con un charlatán. Para mantenerse sano de libros como los de Chopra, hace falta ser lo suficientemente íntegros con nuestra propia inteligencia, y huir de esta “nueva era”, la era de las leyes universales edulcoradas para las clases sociales de consumo, esa era del “todo vale”, la era donde un sujeto puede ganar mucho dinero vendiendo espejitos, usando pseudociencia para curar el cáncer, ganar millones de dólares y mantener dormidos a una generación de lectores que piensan que la vida es tan bonita como la pintan los más absurdos tratados de autoayuda.

Compre este libro si pertenece a esa extraña estirpe de lectores de charlas tan insípidas como sonsonete de cafetera, partícipe de esas conversaciones  tan artificiales como olor a aromatizante de baño, y aficionado a purificar su alma citadina de perfumes orientales. Lea este ejemplar si es de esas personas a las que les gusta que le vean la cara. En caso contrario, huya de Deepak Chopra con la velocidad de un corredor de 100 metros.

P.D.- Deepak Chopra plagió la obra de Robert Sapolsky, profesor de la Universidad de Stanford, titulada “Behavioral Endocrinology”  para realizar este libro

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