lunes, 10 de agosto de 2015

La peor película de la historia

Por Andrés Gallegos
Un capítulo de Los Simpson define "hacer un Homero" como "triunfar a pesar de la idiotez". Tommy Wiseau cumplió esto en la realidad. Un gran incompetente, de orígenes desconocidos, se empeñó en hacer SU película, SU obra maestra, con el mismo talento de un Ed Wood Jr. Consiguió 6 millones de dólares sabrá Dios de dónde, promocionó su opera prima con un espectacular más bien espeluznante, se comparó a si mismo con Tennessee Williams, y finalmente, sacó a la luz el filme más nefasto y desastroso de la historia del cine. Y sin embargo, logró triunfar a pesar de la idiotez.
En 2003, cines estadounidenses estrenaron "The Room". Contaba la historia de Johnny, un portento de virtudes al que su desconsideraba mujer le ponía los cuernos con su mejor amigo, Mark. El drama amoroso era dirigido, escrito, editado, producido y financiado por el hombre orquesta, Tommy Wiseau, que además hacia el papel de Johnny. Por allí había unas tramas secundarias; la mama de Lisa (la esposa infiel) sufría de cáncer y le pedía a su hija que no dejara al marido por su trabajo bien remunerado, un tal Denny tenía problemas con la droga, y todos abrían puertas y jugaban al futbol americano. Consiguió 1800 dólares en recaudación, por dos semanas de exhibición, con gente pidiendo su dinero de regreso media hora después de entrar a la sala.
Todo en la película era fallido. Wiseau era un pésimo actor y sus acompañantes lo equiparaban en incompetencia. La narrativa carecía de coherencia y los personajes eran realmente estúpidos. Casi toda la cinta se realizó en una casa con recursos precarios, y el espectador se preguntaba si esa mierda que veían costaba realmente los 6 millones de dólares que decía valer. La música parecía de película porno. La edición era vergonzante, con escenas totalmente innecesarias y sin ninguna influencia en el desarrollo de la historia. En síntesis, era una telenovela mal hecha, con actuaciones peores que "La Rosa de Guadalupe" y con diálogos igual de imbéciles. El sueño de Wiseau de triunfar en el cine era más sombrío que la foto de él mismo en el espectacular, una mirada perdida y delincuente que se asemejaba más a una historia de terror que un apestoso triángulo amoroso.

Un hombre sin nada que hacer superó la cobardía y se animó a pagar por ver "The Room", agonizante en una sala de cine con las butacas vacías como testimonio de su pronta muerte. El tipo se quedó los 100 minutos que duraba la historia y salió feliz. Recomendó el filme a su grupo de amigos y a todos los lectores de una web humorística en la que trabajaba. La ridiculez de la película era tan asombrosa que hacía reír a carcajadas."The Room" encontró su vocación en la comedia involuntaria. El desastre cinematográfico de Tommy Wiseau era tan estúpido que debía celebrarse.
"The Room" se convirtió en la película estrella de los clubes de cine serie B. Miles de fanáticos y cinéfilos se reúnen a ver esta abominación, en una manifestación colectiva de sarcasmo, en una festividad de lo deforme y lo grotesco, como en los circos ambulantes. Ir a la sala de cine a ver este filme es un ritual al revés, prohíbe los silencios contemplativos y promueve los silbidos y el desmadre. La participación activa del espectador motiva al director a hacer presentaciones de su obra maestra antes y después de la proyección, cobijado por el júbilo de sus fans, y a venderles la película en DVD y Blu-Ray.
Los fans de Wiseau le gritan "puta" a Lisa y tararean la música porno que ponen en cada escena de sexo. Dicen "cuchara" cuando aparece alguna en pantalla y cuentan las puertas que se abren y cierran en la casa de Johnny. Corean los diálogos más idiotas, como "No puedo decírtelo, es confidencial. En otra cosa, ¿como está tu vida sexual?", "Es mierda, no la he golpeado, no lo hice. Oh, Hola Mark" o "Me estás destrozando vivo, Lisa", imitando las nulas habilidades histriónicas de Tommy Wiseau. Pasan por alto que Lisa sepa que su madre tiene cáncer de mama y reaccione como si le no le importara, que el tal Denny quiera acompañar a Johnny y Lisa mientras estos hacen el amor, que los amigos de Johnny se lancen un ovoide vestidos de traje y corbata o que al protagonista apenas se le entiende lo que dice. Aprueban que el protagonista entre a una florería, salude a un perro y a la dependiente, compre unas flores y salga del lugar en 15 segundos. Hasta celebran que muestre su culo sin censura, una estratagema del propio Wiseau para vender su cinta, argumentando que a Brad Pitt le funcionó hacer lo mismo.
El artista desastroso, como lo define Greg Sestero (actor que estelarizó a Mark), encontró reconocimiento gracias a su miseria. En "Ed Wood Jr,", de Tim Burton, el peor director de todos los tiempos tiene una plática de extremos opuestos con su ídolo Orson Welles. Su equivalente moderno Tommy Wiseau, el hombre misterioso que dijo haber financiado su película vendiendo chamarras de cuero, encontró su equivalente con Welles cuando los críticos llamaron a su obra "el Ciudadano Kane de las malas películas". Será un pésimo cineasta, con una película desastrosa, pero al igual que Ed Wood, hay algo de conmovedor en su incompetencia. El fracaso le dio fama a un espeluznante hombre de pelo largo y cara desvencijada, más parecido a un rockero avejentado. Próximamente Hollywood y James Franco contarán su historia. Triunfó a pesar de la idiotez.

Video donde pueden revisar un resumen de la pobreza hilarante de "The Room":